El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, presentó en enero de 2018 una demanda contra las petroleras ExxonMobil, ConocoPhilips, Chevron, Shell y BP por los daños de las catástrofes climáticas que provocan. Los costes que soporta el presupuesto de la ciudad por el huracán Sandy de 2012 ascienden a más de 15.700 millones de euros. En abril de 2018, el Tribunal Administrativo de Contratación Pública desestimó los recursos de Iberdrola, Endesa y Gas Natural contra el concurso del Ayuntamiento de Madrid para abastecerse por comercializadoras de energía 100% renovable.
Estos son dos ejemplos de la tendencia global hacia la municipalización de la energía, que fue analizada en la ponencia que Javier García Breva desarrolló en la jornada “Comercialización pública de la energía: experiencias europeas e implicación de la ciudadanía” organizada por el Área Metropolitana de Barcelona junto con el Ayuntamiento de Barcelona.
Los 5 factores del avance de la transición energética por la iniciativa de las ciudades
El cambio de paradigma energético que se está desarrollando en el mundo se caracteriza por los siguientes hechos:
La contaminación atmosférica
“La contaminación atmosférica es el primer problema urbano. Las autoridades económicas deberían tener en cuenta sus impactos que, según la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea del Medio Ambiente, causan en el mundo cerca de 9 millones de muertes prematuras al año, con un coste del 6% del PIB mundial y en Europa son responsables de más de 400.000 muertes y un coste que oscila entre 330.000 millones y 1 billón de euros”.
La calefacción y el tráfico
“La calefacción y el tráfico son los principales causantes de las emisiones por el uso masivo de combustibles fósiles; pero las decisiones sobre la contaminación atmosférica no las van a tomar los ministros sino los alcaldes y alcaldesas”.
Maduración de las tecnologías limpias
“La transformación del sector energético mundial está determinada por la velocidad de maduración de las tecnologías limpias. Desde 2010 los costes de las baterías de almacenamiento se han reducido un 80%, los de la fotovoltaica un 77% y la eólica un 38%. Para los próximos años se prevé un descenso similar.
La principal consecuencia es que las tecnologías que facilitan la gestión de la demanda energética, como el autoconsumo, almacenamiento local, microrredes, plantas virtuales de generación o vehículo conectado a la red, son viables económicamente”.
La entrada de la energía en el diseño de las ciudades
“La alta eficiencia de los edificios, la rehabilitación energética a escala de ciudad y la electrificación del transporte hace que las ciudades se protejan del cambio climático con objetivos ambiciosos de renovables distribuidas y vehículos eléctricos”.
El autoconsumo
“El autoconsumo residencial avanza de forma imparable. Después de analizar más de 60 millones de viviendas en EEUU, Google concluyó que el autoconsumo fotovoltaico era rentable en cuatro de cada cinco edificios. Nueva York, después del huracán Sandy, decidió cerrar la central nuclear de Indian Point en 2021 y sustituirla por un plan de 1 GW de autoconsumo fotovoltaico con almacenamiento y microrredes en los tejados de los edificios, un objetivo del 50% de renovables en 2030 y la reducción del 80% de las emisiones en 2050.
El 80% de las emisiones de CO2 proceden de la generación y los usos de la energía. Es preciso que la percepción de la contaminación atmosférica se traslade a las políticas públicas dirigidas al medio urbano”.
La contradicción entre energía centralizada y descentralizada se resuelve en las ciudades por 3 razones
Partiendo de la definición de transición energética como el paso de un modelo de oferta centralizada de generación a un modelo de generación distribuida, en el que el consumidor ocupa el centro del sistema, el escenario principal de esta transición, aunque no el único, son las ciudades por varias razones:
- Es en las ciudades donde mejor se perciben los desafíos globales, como el cambio climático, porque es donde antes afectan a la vida cotidiana.
- La contradicción entre la energía centralizada y la descentralizada es la misma que se da entre el Estado y las ciudades en asuntos como el empleo, la vivienda, la contaminación o el nuevo modelo energético.
- Las ciudades se han convertido en los primeros actores en la lucha contra el cambio climático y en el motor del progreso de la eficiencia energética. En palabras del sociólogo alemán Ulrich Beck, “las ciudades sobresalen en el océano de la política nacional conservadora”.
El cambio climático altera la visión del medio urbano. La mejor comprensión de los problemas concretos y las mayores capacidades para abordarlos se encuentran en las ciudades y ello hace que el poder se desplace de lo nacional a lo local mediante la gestión de la ordenación del territorio y la sostenibilidad.
La transición energética exige la restructuración de las ciudades
“El cambio de modelo productivo hacia una economía con sectores de mayor valor añadido requiere otro modelo energético. La naturaleza del nuevo modelo energético parte desde lo local. Se trata de modificar todos los usos de la energía a través de un concepto de ordenación del territorio que incluya la energía como factor determinante y no neutral”.
Las ciudades de éxito serán las que menos energía consuman, eliminen la contaminación atmosférica y reduzcan el número de vehículos, obligando a sustituir los combustibles fósiles por energías renovables.
Las soluciones están en las directivas europeas
Las directivas europeas describen un modelo energético basado en la generación distribuida y la gestión de la demanda con las siguientes medidas:
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La Directiva 2009/28/CE, de renovables
Establece que los gobiernos promoverán las renovables en los tejados de las viviendas y edificios públicos y que las tasas o tarifas que se les apliquen deberán contemplar los beneficios que aportan al sistema.
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La Directiva 2010/31/UE, de eficiencia energética de edificios
Define el edificio de consumo de energía casi nulo (EECN), tanto nuevo como rehabilitado, como el edificio de alta eficiencia y la energía que requiere la genera in situ con renovables. Obliga a realizar planes con objetivos de EECN que deberán cubrir entre el 50% y 100% de sus necesidades de energía primaria con renovables. La revisión de la directiva obligará a incluir infraestructuras de recarga en edificios y aparcamientos y dispositivos inteligentes para la gestión energética de viviendas e inmuebles.
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La Directiva 2012/27/UE, de eficiencia energética
Define las redes eficientes de calor y frio con renovables, la alta eficiencia en la contratación pública, las estrategias de rehabilitación y los servicios energéticos, como el almacenamiento y la generación distribuida, que deberán ofrecer las empresas proveedoras de energía. Determina que los contadores inteligentes deberán contabilizar el autoconsumo, contar con funciones mínimas de eficiencia energética y con información accesible a los consumidores o a terceros que actúen en su nombre (agregadores de demanda).
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La Ley 8/2013, de rehabilitación (texto refundido del RDL 7/2015)
Establece que las normas autonómicas y las ordenanzas municipales podrán determinar el ámbito de la certificación energética de edificios de la Directiva 2002/91/CE, dando la posibilidad a los entes locales de convertir la certificación en un poderoso instrumento de eficiencia energética.
“El potencial de estas medidas se entiende mejor si se tiene en cuenta que un edificio con calificación energética A consume un 80% menos de energía que otro con calificación G y que en el año 2016, mientras la potencia contratada fueron 167 GW, la punta de demanda fueron 40,5 GW; se pagó cuatro veces más por la energía contratada que por la energía consumida”
CONCLUSION: las ciudades tienen competencias, instrumentos y respaldo legal para gestionar la energía
Tanto las directivas europeas como las normas nacionales de construcción y rehabilitación afectan a las competencias de urbanismo, edificación, transporte y ordenación del territorio que corresponden a las corporaciones locales. La oportunidad de incorporar estas medidas a las ordenanzas y planes de ordenación municipal es mayor si se tiene en cuenta que en muchos casos fijan criterios de mínimos, susceptibles de mejorar.
El catálogo de instrumentos es muy amplio, desde ordenanzas de rehabilitación energética y de edificación sostenible a ordenanzas fiscales y de servicios energéticos que incentiven y faciliten a los consumidores el acceso a poder gestionar su propia demanda con energía renovable a través, incluso, de empresas públicas y agregadores de demanda.
Los planes de ordenación urbana deben incluir la energía como factor no neutral con respecto al territorio, con indicadores de demanda y emisiones; deberán acompañarse de planes más específicos sobre edificios de consumo nulo, renovables en los tejados con almacenamiento, calefacción y refrigeración eficientes, movilidad eléctrica, contratación pública de alta eficiencia, presupuestos de carbono y economía circular.
De las ciudades diseñadas para derrochar energía y para el coche se ha de pasar a ciudades que den una respuesta sostenible y eficiente al uso de sus recursos, considerándolos bienes comunes y esenciales, como son el agua, el suelo y la energía. La lucha contra el cambio climático depende de que las ciudades apuesten por una nueva cultura energética que identifique la calidad de vida con el menor consumo de energía sin emisiones.