El gran debate europeo

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Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 tendrán lugar en un escenario muy diferente al de 2019. La pandemia, la salida europeísta de la mutualización de deuda del NextGenerationEU, la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética por la dependencia del gas ruso y el objetivo del Pacto Verde Europeo de reducción del 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030, que obliga a revisar las directivas, han abierto un gran debate en Europa sobre los objetivos de energía y clima y las reglas fiscales de déficit y deuda que es urgente abrir en España por sus consecuencias para el conjunto de la sociedad.

Descárgate el Informe IPM “La vulnerabilidad energética de Europa y el populismo” para entender la importancia de la composición de las instituciones europeas resultante de las elecciones de 2024.Descargar aquí

Nos urgía publicar este nuevo Informe IPM bajo el título “La vulnerabilidad energética de Europa y el populismo” para analizar las debilidades energéticas de Europa y entender la importancia de la composición de las instituciones europeas que salgan de las elecciones de 2024.

El diario británico The Guardian denunciaba recientemente un intento de golpe verde contra la agenda climática de la Unión Europea, en relación con la oposición del Partido Popular Europeo a la Ley de Restauración de la Naturaleza para proteger los ecosistemas y Doñana y el ascenso de la extrema derecha, presente en muchos gobiernos europeos.

“Para Javier García Breva, el mimetismo entre la derecha y la extrema derecha puede ser determinante en el futuro Parlamento Europeo para intentar parar la transición energética y volver a la austeridad que recorte el gasto y la inversión. Cuenta para ello con la ayuda del Banco Central Europeo que está tomando las mismas decisiones que tomó en la recesión de 2008, que generaron una ola de pobreza y desigualdad que aún perdura”

El paquete legislativo “Fit for 55” representa el salto que necesita dar la Unión Europea para recuperar el liderazgo geopolítico global y el liderazgo en la tecnología verde y digital.

Pero en la negociación de las nuevas directivas se ha puesto de manifiesto el riesgo político de ceder al inmovilismo regulatorio sobre el mercado eléctrico, las reglas fiscales, el comercio de derechos de emisión, la taxonomía sobre inversiones sostenibles, la protección de los ecosistemas y a la presión de la industria nuclear y de los combustibles fósiles.

Según Javier García Breva, el debate se plantea entre una salida europeísta o populista a la crisis energética y climática. La oposición al Objetivo 55 utiliza argumentos que lo identifican con subidas de precios, más impuestos o electricidad cara y niega el cambio climático para retardar la transición energética con el retorno al neoliberalismo de 2008. Anteponer las normas nacionales a las europeas, como proponen los euroescépticos, pone en riesgo el proyecto europeo, hace imposible cumplir el Acuerdo de París para reducir las emisiones y conduce a futuras crisis.

El nuevo Informe IPM plantea las alternativas europeístas para acelerar la reducción de emisiones siguiendo el Reglamento sobre la gobernanza de la Unión de la energía y la Acción por el Clima de 2018: señales de mercado orientadas hacia una sociedad cero emisiones, apuesta por la descarbonización y la electrificación sin falsedad climática, un mercado energético no vinculado al ciclo inversor de los monopolios nacionales, flexibilidad energética desde el lado de la demanda y reglas fiscales coherentes con el riesgo climático y contra la austeridad que garanticen la inversión tecnológica e industrial.


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