La eficiencia energética es una fuente de energía

eficiencia energética_JGBAsí de rotunda es la afirmación que contiene la Comunicación de la Comisión Europea de 25 de febrero sobre el marco estratégico para la Unión Energética que supone replantear la eficiencia energética como fuente de energía para que pueda competir en igualdad de condiciones con el resto de fuentes energéticas y situarse en un lugar primordial en las políticas de los Estados miembros.

El punto de partida es la elevada dependencia energética de Europa, un 53% con un coste anual de 400.000 millones de euros. El 94% del transporte depende del petróleo y el 75% de los edificios es ineficiente energéticamente. El transporte y la edificación son los sectores sobre los que hay que actuar con particular atención dado su elevado potencial de ahorro de energía.

El impulso a la rehabilitación de edificios y la electrificación del transporte son las actuaciones en las que la Comisión Europea se fija de manera más concreta. Para ello plantea revisar la directiva de eficiencia energética y el objetivo indicativo del 27% para 2030 y el desarrollo de una iniciativa para financiar la rehabilitación.

Para la Comisión Europea los consumidores han de participar en la gestión de la demanda y recibir señales de precio para ello. La mayor integración de las renovables se vincula a la gestión de la demanda, a la generación distribuida y al desarrollo de las tecnologías de almacenamiento. La eficiencia energética es la mejor protección para los consumidores a través de su acceso a las tecnologías inteligentes y a las empresas de servicios energéticos. El papel activo del consumidor y su mayor protección se vinculan al autoconsumo, a los contadores inteligentes de balance neto y a las redes inteligentes. Se reconoce el derecho del consumidor a elegir la energía que quiere consumir.

La financiación de las inversiones en eficiencia energética de edificios se orienta a una mayor utilización de los fondos europeos y del Banco Europeo de Inversiones, tratando de ayudar a los proyectos de menor escala a integrarse en programas de mayor envergadura para movilizar la inversión privada a gran escala.

La UE destaca el liderazgo de los Ayuntamientos como los primeros actores en el progreso de la eficiencia energética y el excelente resultado de las inversiones en ahorro de energía en términos de actividad económica y creación de empleo.

Con respecto al transporte es esencial seguir insistiendo en la reducción de emisiones de CO2 en los vehículos particulares, camiones y autobuses, así como modificar la gestión del tráfico. Los cambios modales en el transporte deben ir encaminados al ahorro de combustible y a la descarbonización del sector con la electrificación del transporte, más ferrocarril y electromovilidad con tecnologías renovables y de almacenamiento. Hay que integrar el vehículo eléctrico en la política de movilidad urbana impulsando el desarrollo rápido de infraestructuras de recarga.

La eficiencia energética es el único instrumento para reducir el consumo de gas y petróleo y la dependencia energética en la UE. Menor consumo de gas en los sistemas de calefacción y refrigeración y menor consumo de petróleo y reducción de emisiones de CO2 en el transporte son la clave del esfuerzo en eficiencia al que se reconoce un valor económico por el potencial de ahorro.

Esta consideración se contradice con las orientaciones de la Comunicación sobre la Unión Energética para reforzar el gas en el mix energético europeo y para defender los combustibles fósiles menos contaminantes, el gas esquisto, la captura y almacenamiento de CO2 y la energía nuclear. Se mantienen los objetivos aprobados en el Consejo Europeo de octubre para 2030, muy alejados de la Hoja de Ruta para 2050, y su carácter indicativo y no vinculante para los Estados miembros. Esta ambigüedad hace que el carácter de política energética prioritaria que se pretende dar a la eficiencia energética se reduzca a lo que cada Estado miembro quiera hacer libremente.

Es la razón por la que esta positiva consideración de la eficiencia energética no ha suscitado ninguna reacción en España, a pesar de tener una dependencia energética muy superior a la media europea y de la distancia de las propuestas de la Comisión con la reforma energética. Todo lo contrario que el rechazo expresado por las grandes empresas energéticas a las obligaciones de ahorro de energía para financiar el Fondo Nacional de eficiencia energética publicadas en el BOE el 24 de febrero de 2015 en cumplimiento de la Directiva de eficiencia energética.

La eficiencia energética necesita una gobernanza mucho más decida en la exigencia del cumplimiento de las directivas europeas, en el diseño de una fiscalidad europea como señal de precio que incentive el ahorro de energía, mayor coherencia y coordinación entre las políticas energéticas de los Estados miembros y una mayor preocupación por la reducción del consumo de gas y petróleo como primera política energética.