La transición energética es rentable

Artículo original para El Economista. Las tensiones geopolíticas de los hidrocarburos confirman la relación de las reservas de petróleo y gas con todos los conflictos mundiales. Para los países con mayor dependencia energética es una condena a altos precios de la energía y a futuras crisis económicas y de abastecimiento. Desde 2007 la Unión Europea aprobó un paquete de objetivos para 2020 de reducción de emisiones, de mayor consumo de renovables y de eficiencia energética que se han elevado para 2030 con dos prioridades: reducir las importaciones de gas y petróleo y las emisiones de CO2 y vincular la reducción de la dependencia energética y la lucha contra el cambio climático a la recuperación de la economía y al liderazgo de la industria europea.

Los objetivos de energía y clima de la UE para 2020 y 2030, como la hoja de ruta para 2050, proponen la transición hacia una economía baja en carbono a través de la sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables, generación descentralizada y eficiencia energética. El hecho de que la energía no sea una política supranacional y que las decisiones se mantengan en el ámbito de cada Estado miembro ha derivado en una situación en la que cada país actúa por su cuenta, sin objetivos vinculantes.

Las directivas europeas desde 2007 no han dejado de repetir que la dependencia de los combustibles fósiles y el CO2 son la principal amenaza energética y de seguridad. Las inversiones para anticipar los impactos negativos del actual mix energético con tecnologías bajas en carbono son viables y deben marcar las prioridades para una transición a través de la innovación energética de la generación descentralizada y autosuficiente.

A falta de política energética común, las contradicciones entre los 28 Estados miembros crecen a la vez que la dependencia energética y los problemas se agravan con cada conflicto exterior, como ahora el de Rusia. La tensión entre quienes defienden una estrategia basada en el mix tradicional, con más gas y nucleares, y quienes apuestan, en coherencia con los objetivos de 2020 y 2050, por un mix sin CO2 y autosuficiencia energética no deja ver que el crecimiento sostenido de la economía y los nuevos modelos de negocio energético se asocian al progreso en la independencia energética y a un nuevo perfil de consumidor como centro del sistema.

En el fragor de esa tensión se ha construido la duda de que el coste de esa transición energética la hace inviable y solo la ignorancia interesada impide reconocer que desde 2007 se han producido cambios trascendentales en la tecnología y la economía que aseguran que la transición energética ya sale a cuenta.

El informe sobre perspectivas tecnológicas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE-ETP 2014) considera que en los próximos 40 años habrá cambios radicales en el uso de la energía, por los que la participación de los combustibles fósiles en el mix de generación eléctrica bajará del 65% en 2011 al 20%, al mismo tiempo que las renovables crecerán del 20% actual al 60% por la mayor electrificación de la economía mundial. Para que la temperatura del planeta no supere los dos grados se requerirá una inversión acumulada hasta 2050 de 44 billones de dólares que se compensaría por un ahorro de 115 billones en combustibles fósiles. La AIE acaba de informar que la producción renovable alcanzó en 2013 el 22% de la generación mundial, a la par que la electricidad producida por gas, y crecerá un 45% hasta 2020 para constituir el 26% de la capacidad mundial.

Bloomberg, en sus previsiones para 2030, afirma que el 70% de las nuevas instalaciones de generación serán renovables y las inversiones en tecnologías limpias crecerán un 230%, hasta los 482.000 M€, debido a la reducción en un 50% de los costes de la fotovoltaica. La generación con gas y carbón se reducirá del 67% al 45%.

El banco UBS ya aconseja a sus clientes invertir en renovables porque su coste es más barato que el gas, el carbón o la nuclear. Para la entidad bancaria, el sistema eléctrico se basará en el autoconsumo debido a los menores costes de la FV y del almacenamiento. Según PW&C, para 2030 el 20% de la generación mundial será de origen descentralizado.

El informe REMap 2030 del Foro Energía Sostenible para Todos (SE4ALL) de la ONU reafirma la viabilidad económica y tecnológica para que la generación renovable crezca del 18% en 2010 al 36% en 2030. Supondría una inversión de 196.000 M€ que se compensarían con el ahorro de 547.000 M€ en costes de contaminación y consumo de combustibles fósiles y en un 40% de ahorro de energía.

El informe del Centro Común de Investigación (JRC) de la UE afirma que si no se actúa para mitigar el cambio climático, el calentamiento costará a Europa a partir de 2050 el 1,8% del PIB, lo que equivale a 190.000 M€ al año. Pero mientras la pérdida de PIB en el norte europeo no superaría el 0,2%, en el sur de Europa llegaría al 3%.

La transición energética ya ha comenzado en el mundo y una nueva percepción sobre el uso de las renovables se extiende debido a su viabilidad tecnológica y económica. Mantener la duda o la ignorancia autosatisfecha del negacionismo es la alternativa más cara y la decisión sobre la estrategia a adoptar para acelerar el ritmo de esa transición energética es la mejor oportunidad para la recuperación de la economía y el empleo.