“El almacenamiento de energía es el corazón de una gestión optimizada de la energía”. Esta es la definición que el CENER expresó en la jornada que sobre Almacenamiento Energético organizó Energética XXI el pasado 29 de octubre en Madrid y que resume a la perfección el valor del almacenamiento vinculado al ahorro de energía y al óptimo de rentabilidad de la eficiencia energética que no es otro sino la reducción de los costes energéticos con tecnologías que permitan la mejor gestión de la demanda.
En la estrategia 2020 de la Unión Europea para una energía segura, sostenible y competitiva, aprobada en marzo de 2010, se apostó por un nuevo modelo energético para desacoplar el crecimiento económico del uso de los recursos, es decir, por priorizar el ahorro y la eficiencia energética. El liderazgo tecnológico de Europa frente a EEUU y Japón debería centrarse, entre otros, en dos proyectos:
- El Almacenamiento Eléctrico a gran escala, en los vehículos y en todos los niveles de tensión, para una mayor integración de energías renovables de manera descentralizada.
- Proveer a las ciudades de soluciones para ahorrar energía masivamente aprovechando lo mejor de las renovables, la eficiencia energética, las redes inteligentes, las TIC y nuevos modelos de negocio energético.
En el artículo 15 y Anexo XI de la Directiva 2012/27/UE de eficiencia energética se establece que los gestores de redes y proveedores minoristas ofrecerán servicios, como el almacenamiento de energía, que permitan la gestión de la demanda y la generación distribuida. A pesar de ello, al día de hoy los sistemas de almacenamiento no están integrados en la regulación.
Desarrollar el almacenamiento de energía tiene dos funciones: que los sistemas de generación sigan a la demanda sin incrementar los costes de la red y apoyar el mayor desarrollo de la generación renovable no gestionable. Que la oferta siga a la demanda es modificar por completo el modelo de negocio tradicional que hasta ahora se ha caracterizado por lo contrario. Ahora, la decisión racional es pasar la energía de un momento en el que su precio es bajo y la demanda menor, a otro momento en el que el precio es mayor porque la demanda también es mayor.
Hay tecnologías de almacenamiento centralizado como reserva para aplanamiento de las horas pico y valle. Pero las tecnologías de más potencial son las de almacenamiento descentralizado a nivel de producción y consumo local en edificios, fotovoltaica y eólica para autoconsumo, redes de distrito de calor y frio con impacto en el almacenamiento del usuario final y con impacto directo en la reducción de los costes de la energía al consumidor.
El almacenamiento de energía no está definido en la regulación española excepto para el bombeo y el almacenamiento térmico, el resto de tecnologías carecen de regulación, por lo que quedan fuera de cualquier modelo de negocio. La actual sobrecapacidad de potencia instalada, la inseguridad regulatoria en el sector energético y la inexistencia de un diferencial entre la energía excedentaria y la que se entrega al sistema cuando no dispone de energía barata constituyen una barrera para el desarrollo de tecnologías de almacenamiento en un modelo de generación distribuida.
La integración en el sistema de I+D europeo y la investigación en nuevos materiales van a reducir los costes del almacenamiento eléctrico y de la electromovilidad, aprovechando su potencial en el ámbito del transporte y de las ciudades, orientado al consumidor a través del mayor uso de renovables en edificios y de los contadores y redes inteligentes.
El almacenamiento de energía es el futuro de un modelo energético que defienda la autonomía del consumidor en un mercado con mucha más competencia y precios variables de la energía a cada instante. Es necesaria su regulación para avanzar hacia un mercado único de la electricidad en la UE, mejorar la eficiencia energética y reducir los costes del sistema.
Recientemente, el Estado de California ha aprobado una regulación para el almacenamiento por la que se establece un objetivo en 2020 de 1.325 MW de almacenamiento con cualquier tecnología, menos bombeo de más de 50MW, obligando a que el 1% de la demanda pico de cada distribuidora sea cubierta por almacenamiento de energía.
El almacenamiento de energía va a ser decisivo en el liderazgo industrial, razón por la que es necesaria una regulación europea y nacional que se vincule a los objetivos de reducción de la dependencia energética y de los precios de la electricidad.
Artículo original para la revista Energética XXI