Ayer conocíamos la noticia que Deloitte dejará de hacer el informe sobre el impacto macroeconómico de las renovables para APPA. Este informe, que se hacía desde 2009, es una referencia indispensable para valorar las externalidades positivas de las renovables y un excelente documento de trabajo para todos los interesados en el sector. Se dice también que a la decisión se añade la intención de un mayor acercamiento a las eléctricas tradicionales. Blanco y en botella. Que la noticia no se haya confirmado ni desmentido hace temer que la verdad sea mucho peor. La conclusión es que a partir de ahora la credibilidad de unos y otros ha recibido un golpe definitivo y la imagen del sector eléctrico seguirá más asociada todavía a su poder fáctico que mantiene la opacidad y la presión como signos de comportamiento corporativista.
Hace pocos días, en el informe que el Parlamento de Japón presentó sobre las explosiones nucleares en Fukushima en marzo de 2011, se culpaba del desastre a la connivencia entre gobernantes, reguladores y la eléctrica propietaria de las centrales. En España hemos conseguido ya la connivencia perfecta en el sector energético entre poder político, reguladores y empresas eléctricas. Y no augura nada bueno después de ver las primeras decisiones del actual Gobierno: paralización de las renovables, prórroga de Garoña y desactivación de la CNE como órgano regulador independiente. La falta de reacciones a la noticia de ayer y la más que improbable de las instituciones democráticas hace pensar que el deterioro de las instituciones de nuestro país empieza por estos detalles y no por los titulares más grandilocuentes.
Se ha decidido por esa connivencia perfecta abandonar definitivamente el modelo español de renovables y mantener el de las energías fósiles y nuclear, mucho más costosas porque las tenemos que comprar fuera, con riesgo de suministro, de contaminación y de seguridad para la población. El paralelismo entre lo que está pasando con los bancos y lo que pasará con las eléctricas no es nuevo. El mayor y más fácil consumo como modelo de negocio solo conduce a la crisis y mientras para los bancos no hay alternativa, para el modelo energético sí la hay: las fuentes renovables.
Hace dos años Tony Judt escribió un magnífico libro: “Algo va mal”. En él reclamaba la necesidad de”personas que hagan una virtud de oponerse a la opinión mayoritaria” y que ”si hasta los intelectuales han doblado la rodilla habrá que volver a aprender cómo criticar a quienes nos gobiernan. Pero para hacerlo con credibilidad hemos de librarnos del círculo de conformidad en el que tanto ellos como nosotros estamos atrapados”.